Esto está llegando demasiado lejos. No quiero vivir en una sociedad donde los profesores vigilan que los niños no hablen castellano en el patio.
Esta semana hemos conocido, a través de la campaña Cataluña bilingüe, escuela bilingüe que C's puso en marcha hace dos meses, la última barbaridad del régimen talibán lingüístico que tenemos instalado en la Generalitat.
Unos padres han denunciado que en un colegio público de Sitges, a la hora de evaluar a un alumno de 5 años, se le ha suspendido en el apartado de lenguaje verbal, -para que lo entiendan los chicos de P-5 se hace simbólicamente con un pegatina roja en forma de semáforo- por hablar en castellano en la hora del recreo. Es decir, la Consejería de Educación, antes regida por el socialista Ernest Maragall y desde enero por la convergente Irene Rigau, en cumplimiento de la Ley de Educación de Cataluña, cuyo texto dice que la única lengua vehicular en la escuela, inclusive en el patio, debe ser el catalán- hoy ya inconstitucional en materia lingüística después de la sentencia del TC sobre el estatut-, ha decidido evaluar a los alumnos, entre otras cosas, de la lengua que hablan en el patio, a modo de comisarios lingüísticos, para “corregir” la mala conducta de hablar con los amigos la lengua oficial de su país, la lengua mayoritaria de los catalanes y además su lengua materna.
Los nacionalistas ya no se conforman con violar el derecho constitucional a recibir una educación bilingüe en Cataluña reconocido por el TC y el TS en diversas sentencias, ahora incluso amonestan con un “gomet” rojo a quien habla castellano jugando a la pelota o a policías y ladrones.
Esto está llegando demasiado lejos. No quiero vivir en una sociedad donde los profesores vigilan que los niños no hablen castellano en el patio, donde se crean oficinas de delación lingüística para multar con un millón de euros a los comerciantes que rotulan exclusivamente en la lengua oficial del estado, donde TV3 subtitula películas en castellano al catalán o donde se multe a los cines que no ofrezcan un 50 % de salas dobladas al catalán -aunque éstas se queden vacías-. Mientras esto pasa, tenemos que escuchar a los nacionalistas reclamar con cinismo que en el Senado se use pinganillo para mostrar la España plurilingüe. Para ellos España es plurilingüe, cosa evidente, pero Cataluña debe ser monolingüe.
Y es por uno de estos motivos por el que desde Ciudadanos, con el apoyo de centenares de padres y madres, hemos decidido llevar a los tribunales al gobierno Mas y a su consellera de educación que desacatan las sentencias judiciales que les obliga a suprimir la inmersión obligatoria en catalán e instaurar un sistema de convivencia lingüística bilingüe. Empieza otro año la preinscripción escolar, ahora con la Justicia en contra, y siguen implantando el modelo monolingüe a sabiendas de que es ilegal.
Vamos a llegar hasta el final para que, como dicen las sentencias y nuestra campaña, una sociedad bilingüe tenga una escuela bilingüe.
Albert Rivera, presidente de Ciudadanos (C's)